Los ictus son un problema de salud que aparecen, por lo general, en mayores de 65 años. Si bien es cierto que es algo que puede ocurrir en cualquier momento y etapa vital, lo cierto es que el 85% de los casos de ictus diagnosticados se dan en  mayores de 65 años.

Aunque no hay una sola causas, seguir unos malos hábitos de vida, tener una alimentación deficiente o la falta de sueño pueden convertirse pueden ser aspectos que acaben desencadenando en un episodio así.

Factores de riesgo a la hora de sufrir un ictus

Como decimos, la edad es el principal factor de riesgo pero no el único. A continuación, detallamos el resto de aspectos que pueden ser determinantes en este sentido.

Hipertensión

Padecer hipertensión es uno de los factores principales que suelen darse entre las personas que tienen un ictus. Es un factor que suele estar presente en el 70% de los ictus diagnosticados.

Problemas cardiovasculares

Por otro lado, las personas que tienen problemas cardiovasculares también tienen más probabilidades de sufrir un ictus.

Migrañas con aura

Entre las personas que suelen tener episodios de migrañas con aura decir que suelen presentar hasta el triple de posibilidades de acabar teniendo un ictus.

Otros factores

Por supuesto, la herencia familiar y los malos hábitos también serán factores determinantes que podrían acabar desencadenando en un ictus.

En qué consiste un ictus

Pues bien, un ictus es un accidente cerebrovascular que se da cuando hay una rotura u obstrucción en un vaso sanguíneo, de tal modo que se reduce la cantidad de sangre que llega al cerebro. Al no llegar la cantidad de sangre que el cerebro necesita, las células nerviosas no reciben oxígeno y dejan de funcionar.

Existen dos tipos de ictus.

Isquémico

Por un lado, está el llamado ictus Isquémico o infarto cerebral que se produce cuando una arteria queda obstruida, ya sea por la formación de un coágulo de sangre o por un trombo que lo que hace es limitar de manera parcial o total el flujo sanguíneo, al tiempo que reduce la cantidad de sangre que llega al cerebro.

Hemorrágico

Por otro lado, un ictus hemorrágico se da cuando se rompe un vaso sanguíneo y deriva en una hemorragia cerebral, provocando la muerte de las células nerviosas en minutos. Es el menos frecuente.

Síntomas del ictus

Para poder saber si puede ser que estemos ante un ictus habrá que ver si se están dando estos síntomas. No tendrán por qué estar todos presentes porque dependerá del lado del cerebro que esté siendo afectado.

Por un lado sensación de hormigueo o debilidad muscular en la cara, brazo o una pierna, problemas para hablar, leer o entender a las personas que están hablando. También se pueden dar cuadros de distorsión de la visión en uno de los ojos, fuerte dolor de cabeza y pérdida del equilibrio o la capacidad de coordinación.

Conoce el código ictus

Existe un código, conocido como código ictus, que es recomendable conocer para poder ser consciente de si estamos sufriendo un ictus y llamar de inmediato a la ambulancia.

¿Puedes sonreír?

Si se está acompañado es importante hacer sonreír a la otra persona para ver si los dos lados de la cara reaccionan de forma simétrica y no hay falta de movimiento en una de las zonas del rostro.

Levanta los brazos

Hay que levantar los brazos unos segundo, si se está ante un ictus uno de los brazos no se podrá mover o caerá mucho con respecto al otro.

¿Puedes hablar?

La persona que está experimentando un ictus es posible que no pueda hablar o lo hará arrastrando las palabras o diciendo cosas sin sentido.

Recuperación tras el ictus

Es fundamental cuidarse y detectarlo a tiempo, de ahí la importancia de conocer el código ictus. No obstante, cuando ya se ha experimentado este episodio la rehabilitación es crucial para evitar que el deterioro cognitivo sea mucho mayor.

En España se diagnostican cerca de 120.000 nuevos casos al año, y de ellos hasta el 50% acaban experimentando importantes secuelas neurológicas.

En personas de edad avanzada que han superado un ictus los programas de rehabilitación para reducir el impacto de las secuelas, además de la medicación que el especialista pueda prescribir son fundamentales. En este sentido, entre este tipo de terapias encontramos las siguientes.

Fisioterapia neurológica

Con este tipo de terapia lo que se busca es disminuir las lesiones neurológicas. Aquí destacan ejercicios que ayudan a trabajar la postura corporal, la movilidad, y a mejorar el tono de la musculatura.

Estimulación cognitiva

Es fundamental estimular el cerebro para recuperar o mantener su actividad. De ahí que se hagan ejercicios para practicar el lenguaje, la memoria, la atención y la capacidad de razonamiento.

Estimulación Sensorial

Por lo que respecta a las terapias vinculadas con la estimulación sensorial, decir que se basan sobre todo en la realización de ejercicios que trabajan el sistema sensorial.

Actividades de la vida diaria

Es importante readaptar las tareas diarias pero también intentar que la persona que ha sufrido un ictus pueda recuperar o potenciar su independencia en aspectos fundamentales como es la capacidad para alimentarse, para llevar a cabo su aseo personal, etc.

Reeducación de la marcha

Para ello se llevan a cabo  ejercicios físicos en rampas, escaleras o paralelas que buscan trabajar el equilibrio, recuperar el tono muscular, etc.

En las etapas más avanzadas de la vida, las personas necesitan ayuda y cuidados ya sean externos o internos. Estos cuidados se vuelven especialmente importantes cuando se ha experimentado un problema como un ictus. Desde para tomar la medicación adecuadamente, conforme a lo pautado a la realización de ciertas actividades diarias, es fundamental contar con el cuidado de profesionales en estas áreas.

En CEN Cuidados Integrales contamos con los mejores profesionales altamente cualificados para ayudar a las personas ante este tipo de dolencias y en las etapas más avanzadas de su vida. Ofrecer a tus seres queridos la atención que necesitan mejorará su calidad de vida y es crucial.

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