La enfermedad de Alzheimer (EA) es la principal demencia que se observa en personas de la tercera edad. La enfermedad puede presentarse a partir de los 55 años con una degeneración progresiva e irreversible que afecta a la memoria, a las funciones cognitivas como el lenguaje, al pensamiento abstracto, a la función temporal y espacial, y a cambios en el ciclo vigilia sueño.

Aunados a los cambios estructurales a nivel cerebral, se han descrito varios marcadores biológicos en el cerebro de pacientes con el diagnóstico de EA. Entre éstos se encuentra el estrés oxidativo y se ha demostrado mediante técnicas de mapeo cerebral, que los pacientes con EA tienen niveles elevados de radicales libres en la corteza frontal.

También existe suficiente evidencia de que las alteraciones del sueño se correlacionan con un mayor compromiso de la memoria, al igual que con el descenso de la cognición. Es por ello que la optimización del manejo de los trastornos de sueño en estos pacientes es una prioridad.

¿Hay relación entre el sueño y el Alzheimer?

La relación entre el Alzheimer y el sueño es un tema de investigación activo en el campo de la neurociencia y la medicina. Si bien la relación no está completamente comprendida, se ha observado que existe una interacción entre el sueño y el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, así como en la progresión de la misma una vez que está presente. Aquí hay algunos puntos clave sobre esta relación:

Problemas de sueño como factor de riesgo

Se ha observado que las personas que experimentan problemas crónicos de sueño, como insomnio o apnea del sueño, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. La falta de sueño de calidad puede estar relacionada con la acumulación de placas de proteína beta-amiloide en el cerebro, que son características del Alzheimer.

Procesamiento de proteínas durante el sueño

El sueño desempeña un papel importante en el proceso de eliminación de desechos metabólicos y proteínas dañinas del cerebro, incluidas las placas de beta-amiloide. Durante el sueño profundo, el cerebro realiza una especie de “limpieza” que ayuda a eliminar estas acumulaciones tóxicas.

Desregulación del ritmo circadiano

Las personas con enfermedad de Alzheimer a menudo experimentan desregulación del ritmo circadiano, lo que puede llevar a la inversión del ciclo de sueño-vigilia. Esto significa que pueden estar somnolientos durante el día y experimentar insomnio por la noche. Esta desregulación puede empeorar los problemas cognitivos y el deterioro en personas con Alzheimer.

Efectos de la enfermedad en el sueño

A medida que progresa la enfermedad de Alzheimer, las alteraciones en las estructuras cerebrales y las funciones cognitivas pueden afectar negativamente la calidad del sueño. Las personas con Alzheimer pueden experimentar despertares nocturnos frecuentes, cambios en los patrones de sueño y otros problemas relacionados con el sueño.

Tratamiento y gestión

Abordar los problemas de sueño en personas con Alzheimer puede tener beneficios para su calidad de vida y su salud cognitiva. La optimización de los hábitos de sueño, el manejo de trastornos del sueño y la promoción de un ambiente propicio para el descanso pueden ser parte importante del cuidado integral de las personas con Alzheimer.

¿Puede ayudarnos la Melatonina?

Y aquí es donde entra en juego la melatonina: La melatonina actúa como un potente antioxidante y como un captador de radicales libres, aumentando la actividad de varias enzimas antioxidantes y actuando como neuroprotector2.

Está claro que los niveles de melatonina disminuyen con la edad y los pacientes de EA muestran déficits de melatonina elevados. El daño de las estructuras y vías neuronales relacionadas con los mecanismos de instalación del sueño es la causa más directa de los cambios en el ciclo sueño-vigilia observados en la EA.

Pero ¿y si utilizando esta hormona pudiéramos garantizar un mejor descanso ajustando el ciclo vigilia-sueño? Pues parece que hay ciertas evidencias que respaldan que la melatonina no sólo mejoraría el descanso, sino que gracias a su acción antioxidante y antiinflamatoria podría ayudar a prevenir y ralentizar la EA con unos efectos secundarios casi inexistentes.

Obviamente debemos consultar con nuestro médico, mirar la interacción con otros tipos de medicación y una vez estemos seguros podremos empezar a dar esta Superhormona a nuestros mayores.

¡Un mejor descanso nocturno seguro que hará que por día se encuentren con muchas más ganas de unirse a todas las actividades que CEN os propone!

Consultamos disponemos de protocolos especiales que aplican nuestras cuidadoras para personas que sufren deterioro cognitivo.

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