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¿Parestesia, qué es?
La parestesia consiste en la sensación repentina de ardor u hormigueo que se presenta en la piel de diferentes partes del cuerpo (de las extremidades), sin existir un motivo aparente. Es lo que, por ejemplo en el caso de las manos, de forma común decimos que “se me ha dormido la mano”.
Ese hormigueo, producido por una compresión antinatural de los nervios que regulan el riego sanguíneo, suele desaparecer de forma rápida y sin mayores complicaciones. Por ello, se suele tratar de un problema transitorio que no tiende a revestir mayor gravedad y no requiere de medicamentos ni fármacos, ya que desaparecerá al poco tiempo de sufrirla.
Las personas mayores son más susceptibles de sufrir este problema, y debemos estar pendientes de ello y acudir al médico especialista si se produce de forma muy repetida, ya que puede suponer la presencia de algún otro problema de salud, principalmente relacionado con la circulación sanguínea.
Causas de la aparición de la parestesia
A continuación, vamos a enumerar las principales causas por las que puede aparecer la parestesia, que recordemos puede ser un problema de relevancia menor y que no requiere medicación, o puede estar asociado a un problema de salud con una importancia y relevancia mayor.
Las principales causas pueden ser las siguientes:
1; Padecer algún tipo de enfermedad del sistema nervioso, como por ejemplo la esclerosis múltiple, de las cuales, uno de sus síntomas más comunes puede ser la parestesia.
2; Haber padecido algún tipo de fractura ósea, y que se haya visto dañado algún nervio cercano al hueso roto, pudiendo causar esa sensación de hormigueo en la zona afectada, tanto durante como después de la recuperación y rehabilitación del paciente.
3; El padecimiento de migrañas o problemas similares también pueden provocar parestesia, que cursará principalmente en diferentes zonas de la cara del afectado.
4; En algunas ocasiones, los cambios hormonales que se producen, sobre todo en las mujeres, también pueden desembocar en casos de parestesia.
Principales tipos de parestesia.
Ansiedad
Una de las principales asociaciones con la que está ligada la parestesia es con la presencia de ansiedad. La parestesia por ansiedad es un trastorno psicológico del que se conocen muchos detalles y que cursa con numerosos síntomas físicos, entre los cuales la parestesia puede ser uno de ellos. Además, la parestesia en personas con ansiedad, suele estar presente durante un tiempo más prolongado, y también puede venir dada por el uso de ciertos medicamentos empleados para tratar la ansiedad, que provocan sintomatología, entre la que se incluye la parestesia.
Parestesia en las manos
La parestesia en las manos, es la más común de todas. Esto es debido a que las manos son una de las zonas del cuerpo que más empleamos a diario, y son más susceptibles de ser afectadas por los síntomas. Son varios los motivos por los que se puede dar la parestesia en las manos, aunque uno de los principales es al producirse una presión elevada sobre los nervios cercanos a esta zona. Otro motivo por el que puede aparecer es el padecer alguna enfermedad que afecta al cerebro, con la cual no se es capaz de percibir las sensaciones reales que recibimos. Además, el hormigueo en las manos también puede venir producido por algún problema de salud relacionado con la presión arterial.
Parestesia en miembros inferiores
Al hablar de la parestesia en miembros inferiores nos referimos a zona que va desde la cadera hasta los pies, pasando por los muslos y las piernas. Dentro de estas zonas, la más común es la parestesia en las piernas, que suele deberse a permanecer durante mucho tiempo sentado y de forma habitual, a permanecer mucho tiempo con las piernas cruzadas o a descansar con una mala postura.
Algunos consejos para evitar la parestesia en las piernas pueden ser evitar estar sentados durante largos periodos de tiempo con las piernas cruzadas, llevar un estilo de vida saludable (alimentación correcta y rica en hierro y realización de deporte diario), o caminar alrededor de la habitación en la que nos encontremos cuando empecemos a sentir el hormigueo en las piernas.
En el caso concreto de la parestesia en los pies, puede venir dada por diversos problemas vasculares, neurológicos e incluso mecánicos, y suele afectar a varias partes del pie, como pueden ser el talón, los dedos y la propia planta del pie. Para tratar esquivarla debemos evitar el uso de calzado estrecho, llevar a cabo un correcto descanso, y llevar una vida activa.
Parestesia facial
La parestesia facial es la más inusual de todas, aunque es la que más preocupa a las personas que la padecen, ya que la sensación de hormigueo en el rostro es muy extraña y alarmante. Resulta curioso que en la gran mayoría de casos de parestesia facial, el causante sea un problema generado en la boca, concretamente en los dientes. Esto es así, ya que en el interior de la boca poseemos una inmensa cantidad de terminaciones nerviosas, que están estrechamente relacionadas con el rostro. Así pues, una falta de cuidado personal de la boca, o una complicación derivada de un tratamiento odontológico específico como la extracción de muelas o dientes, pueden provocar que el paciente sufra la citada parestesia facial.
La parestesia facial tras una complicación en un tratamiento odontológico específico, afecta a entre un 2% y un 8%, y aunque por regla general suele durar unas horas, días o semanas, existe la posibilidad de que sea irreversible, suponiendo estos casos en torno al 0,5%.
Conclusiones
Tal y como hemos podido comprobar, la parestesia se trata de un problema muy común en la población, y aún más en personas mayores, ya que presentan diferentes factores de riesgo como pueden ser la presencia de diferentes problemas de salud o enfermedades, y la ingesta de determinados medicamentos en cantidades elevadas.
En CEN Cuidados Integrales somos conscientes de la incomodidad y problemas que la parestesia puede generar en las personas mayores, y por eso todas nuestras cuidadoras son conocedoras de la actuación que se debe llevar a cabo al presentar este problema, así como todos los cuidados pertinentes para prevenir y evitar la aparición de los molestos síntomas.

