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¿Qué es la deshidratación en personas mayores?
La deshidratación es un fenómeno que se da cuando nuestro cuerpo expulsa más agua de la que ingerimos, ya que se produce una descompensación hídrica, y provocando un incorrecto funcionamiento del cuerpo.
Las personas mayores son uno de los grupos de población que está más expuesto a sufrir deshidratación, debido a que con el paso de los años se produce una disminución en la cantidad total de agua corporal, así como también se produce un deterioro del funcionamiento habitual de los riñones, y se pierde una parte de la sensación de sed.
Por estos motivos debemos tener especial cuidado y prestar una atención escrupulosa a que nuestras personas mayores lleven a cabo una hidratación correcta.
¿Por qué se produce la deshidratación?
El cuerpo humano, conforme va transcurriendo el día, va perdiendo agua que se encuentra en el organismo. Esto no supone ninguna anomalía negativa pero debemos tener cuidado e ir reponiendo esa pérdida hídrica para que no se produzcan efectos adversos.
Especial cuidado debemos tener en las personas mayores, ya que son más susceptibles a padecer esa pérdida hídrica. Además, debemos resaltar que la sensación de sed en las personas mayores es menor que en las personas jóvenes, debido al desgaste del organismo con el paso del tiempo.
Son numerosas las causas por las que una persona mayor puede sufrir un nivel hídrico negativo (deshidratación), aunque podemos apuntar que las principales y más comunes son las siguientes:
1.- Sufrir diarrea: las diarreas son uno de los principales motivos de deshidratación en personas mayores. Esto se debe a que, en cada una de las deposiciones, se expulsa una cantidad considerable de agua.
2.- Vómitos: los vómitos son otra de las principales causas de deshidratación. Suelen venir dados por trastornos en la alimentación o deglución, o ligados a determinados tratamientos farmacológicos.
3.- Sudoración: el sudor que desprende nuestro cuerpo no es otra cosa que un mecanismo de defensa contra una subida de la temperatura corporal. Así pues, ante situaciones tales como la realización de ejercicio intenso, o calor y/o humedad, el cuerpo humano regula su temperatura mediante el sudor, que principalmente está formado por agua y sales minerales.
4.- Fiebre y quemaduras: con la presencia de fiebre y quemaduras ocurre algo similar que con la sudoración, ya que la temperatura corporal aumenta, acelerando también la pérdida de líquidos.
Síntomas de la deshidratación en las personas mayores.
Cuando una persona mayor se encuentra deshidratada, son numerosos los síntomas que pueden aparecer, aunque dependerán en buena medida de cada caso concreto y el nivel de deshidratación que presente.
A pesar de ello, podemos señalar que los principales síntomas de la deshidratación son los siguientes:
1.- Sequedad bucal y de nariz: este es uno de los principales síntomas, ya que las glándulas encargadas de producir la saliva no funcionan correctamente. Además, también puede venir acompañado del agrietamiento de labios. Estos síntomas como tal no tienen una gravedad elevada, aunque pueden llegar a producir infecciones. Además, también suele presentarse una sequedad y agrietamiento en la piel.
2.- Cansancio y fatiga excesivos: es común que las personas mayores experimenten estos síntomas, en una menor medida, aunque no estén deshidratados. Si se presenta deshidratación, estos síntomas se incrementan, y se ven caracterizados por una notable falta de energía.
3.- El estreñimiento y la falta de apetito suelen ser síntomas habituales de la deshidratación, ya que la falta de líquidos corporales y los problemas bucales facilitan un funcionamiento incorrecto del cuerpo.
4.- Anomalías en la orina: los riñones son los encargados de generar la orina, y cuando una persona mayor está deshidratada, no son capaces de funcionar correctamente. Por ello, la orina posee un color más oscuro al habitual. Por ello, es un aspecto que debemos vigilar atentamente.
Cuando el nivel de deshidratación en el cuerpo es muy elevado, se pueden llegar a presentar otros síntomas más relevantes y de gravedad, tales como presencia de calambres musculares y espasmos, producidos por la descompensación de los electrolitos, intensos dolores de cabeza y desorientación, producidos por la falta de sangre enviada por el cuerpo humano debido a la deshidratación, o alteraciones del ritmo cardíaco, ya que el corazón puede comenzar a funcionar más rápido para compensar los efectos de la falta de agua.
¿Cómo prevenir la deshidratación en personas mayores?
Que las personas mayores posean una buena hidratación es algo esencial, ya que las diversas patologías que pueden padecer, empeorarían de forma considerable si se produce deshidratación, y además, ciertos medicamentos pueden contribuir el favorecimiento de la deshidratación.
Así pues, a continuación vamos a reflejar algunas recomendaciones y trucos para no descuidar en ningún momento la hidratación de nuestros mayores.
Beber la cantidad adecuada de agua diaria es algo esencial. Según la Sociedad de Geriatría y Gerontología (SEGG), la cantidad adecuada de agua en una persona mayor es entre 1,5 y 2 litros diarios. Además, esa cantidad debe estar repartida durante el transcurso del día, siendo aconsejable beber al menos un vaso de agua en cada una de las comidas principales, y otros 5-6 vasos espaciados entre las comidas.
Si la persona mayor tiene algún problema de memoria o con la ingesta de agua, una ayuda puede ser colocar recordatorios y poner al alcance botellas de agua en diferentes lugares habituales del domicilio, para que nuestro familiar beba lo necesario, y recordarle que aunque no tenga sed, es importante beber la cantidad mínima recomendable.
Además, también debemos recordar que la hidratación no solamente se puede conseguir con agua. También aportan hidratación los zumos, o ciertos alimentos con muchos líquidos, tales como las frutas o las verduras. Así pues, introduciendo estos alimentos en la dieta diaria de los mayores, ayudaremos a prevenir posibles problemas de deshidratación.
Así como existen alimentos con muchos líquidos, también existen otros denominados diuréticos, que debemos intentar reducir para no favorecer la pérdida de líquidos. Algunos de ellos pueden ser el té o el café.
Otra manera de ayudar en la no deshidratación de nuestros mayores es evitando que pasen mucho calor en la época estival, e instando a que no lleven a cabo ejercicio físico en las horas centrales del día, para evitar una excesiva sudoración y una mayor deshidratación.
Llevando a cabo todas estas indicaciones y trucos, podemos ayudar de forma muy positiva a nuestros seres queridos, evitando así que sufran cualquier tipo de problema o contratiempo relacionado con una incorrecta hidratación.

